viernes, 1 de junio de 2012

La traición de Roma. Santiago Posteguillo.

Ficha Técnica:

Título: La traición de Roma.
Autor: Santiago Posteguillo.
Editorial: Ediciones B.
Formato: Encuadernación en tapa dura, con sobrecubierta.
ISBN: 9788466640824
Precio: 22,00 Euros.


Sinopsis:
 
"La tercera parte de la trilogía de novela histórica más exitosa de los últimos tiempos.

He sido el hombre más poderoso del mundo, pero también el más traicionado." Así comienza Publio Cornelio Escipión sus memorias en La traición de Roma, donde Santiago Posteguillo nos narra el épico final de la vida de dos de los personajes más legendarios de la historia, Escipión y Aníbal. Los eternos enemigos se encuentran una vez más en la batalla de Magnesia, un episodio casi desconocido de la historia de occidente. Pero además de batallas el autor nos cuenta lo que ha sido de los hijos de Escipión; de sus enemigos, Marcio Porcio Catón y de su aliado Graco; de la esclava Netikerty; de la prostituta Areté; de su fiel aliado Lelio; de Antíoco III, rey de Siria; del ya anciano dramaturgo Plauto, que pasea por las calles de Roma, y también de la mujer de Escipión, Emilia Tercia, digna hasta el final en medio de la mayor de las hecatombes públicas y privadas.

Con la electrizante prosa que lo cartacteriza, Posteguillo nos transporta de nuevo a la antigua Roma para ser testigos privilegiados del ocaso de una vida tan intensa como desbordante: el final de la epopeya de Publio Cornelio Escipión y de todo su mundo en el marco incomparable de una Roma que emerge victoriosa, por encima de la historia, sin importarle arrasar en su imparable ascenso todo y a todos, incluidos a sus héroes".
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Habiendo terminado ya el último volumen de la trilogía, me veo en la posición de poder afirmar que es de lo mejor que he podido leer hasta la fecha en cuanto a  novela histórica se refiere. Como ya he comentado anteriormente, si te gustan este tipo de novelas, esta trilogía es una muy buena opción, pero si te gusta la novela histórica y más concretamente la historia de Roma, esta trilogía es IMPRESCINDIBLE. Así, con mayúsculas.

Lo primero que me gustaría destacar es que al tratar de reseñar una saga tan completa como ésta, siempre hay más cosas que se quedan por decir de las que realmente se dicen. Hay muchas novelas a las que es difícil hacer justicia con una mera reseña y estas novelas son un claro ejemplo de ello. Por esto os animo a que os embarquéis en esta lectura que es muy enriquecedora y así podréis juzgar vosotros mismos.

En este tercer volumen cuyo significativo título ya dice bastante sobre su desarrollo, asistiremos al desenlace de las vidas tanto de Publio Cornelio Escipión, como de Aníbal. Es sorprendente ver como siendo enemigos íntimos, sus vidas llevaron un curioso paralelismo que les llevó incluso a morir en circunstancias muy parecidas entre sí. Y es que ya se sabe que cuanto más alto se sube más dura es la caída y eso es lo que les pasó a ambos.

A lo largo de las páginas de los dos primeros libros hemos asistido a los inicios, al auge y la consolidación de ambos generales y ahora en este tercer volumen, lamentablemente asistiremos a su caída. Y lo más curioso es que esa caída, tanto la de Publio como la de Aníbal,  vendrá promulgada por sus propios conciudadanos, pues tanto el senado romano en el caso de Publio, como el senado cartaginés, en el caso de Aníbal, serán los artífices de sus respectivas desgracias.

Antíoco III, "El Grande".
En el caso de Aníbal, su ocaso comenzará cuando Roma, una vez ganada la guerra y asentadas las bases de la rendición de Cartago, presionará al senado cartaginés para que entreguen a su más fiero general. Aníbal se verá obligado a huir para no terminar exhibido en las calles de Roma como un trofeo de guerra. Parece que todo está perdido para Aníbal, pero éste no se rinde fácilmente y encontrará refugio en la corte del rey Antíoco III, rey del emergente Imperio seleúcida (Siria).

Así, a grandes rasgos diré que Antíoco III buscaba volver a unir de nuevo el imperio que en su día tuviera el gran Alejandro Magno. Para ello desarrollará un ejército poderosísimo que en poco tiempo hará que el mundo entero tiemble ante su presencia.

Primero invadirá Egipto y destrozará completamente su ejército y después tratará de expandir sus fronteras atacando reinos amigos de Roma. Y aquí es cuando el tiro le salió por la culata.

Como podéis imaginar, a priori el mejor sitio para refugiar a un general de la magnitd de Aníbal es dirigiendo al ejército más poderoso del mundo conocido. Lamentablemente, la opinión de Aníbal nunca tuvo mucho peso en la corte de Antíoco, que estaba tan pagado de sí mismo y tan confiado en el poder de su ejército que desoyó los sabios consejos que este le daba.

Así las cosas, Roma manda una delegación para tratar de parar de manera diplomática la expansión del Imperio Seléucida a costa de reinos amigos, pero tras la negativa de Antíoco, Roma se ve obligada a intervenir militarmente. Allá que van de nuevo los Escipiones al frente de las legiones romanas, que de manera osada invadirán Asia para tratar de parar al invencible (hasta el momento, claro) ejército seleúcida.

Cabe destacar que dicho ejército incorporaba una unidad de caballería nunca vista hasta la fecha llamada los catafractos. Se trata de caballería pesada. Jinetes y monturas totalmente blindados que, si bien no eran rápidos, su avance era imparable. Arrasaban allá por donde pasaban.


Imagen apróximada de lo que eran los catafractos.
Además de esto, Antíoco tenía un gigantesco campamento militar donde entrenaba a su ejército y poseía cientos de elefantes que también preparaba como máquinas de guerra. Esto unido a los miles de soldados de élite de que disponía, y sumados a los también miles de mercenarios, hizo pensar que Antíoco superaría al mismísimo Alejandro en la expansión de su imperio. Y como decía antes, probablemente hubiera sido así, de haber hecho caso a Aníbal.

Ambos imperios, el romano y el seleúcida tuvieron un primer enfrentamiento en Las Termópilas,  lugar ya entonces famoso por la batalla entre persas y espartanos, donde se produjo la primera derrota de los seleúcidas que infravaloraron el poder militar de los romanos.

La segunda batalla, se libró en Magnesia y tuvo el mismo resultado. Aníbal, sabiendo como iban a luchar los romanos trató de establecer una estrategia destinada a frenar su acometida, pero una vez más Antíoco desoyó sus consejos y totalmente convencido de su poderío se lanzó a la batalla confiado en su total superioridad tanto en poderío como en número.

Esquema de la batalla de Magnesia.
Y de nuevo la genialidad de un Publio Cornelio Escipión, que sabiendo que Antíoco no haría caso de Aníbal, predispuso a su ejército con una disposición táctica que consiguió lo imposible. Vencer y destrozar (salvo a los catafractos) la totalidad del ejército seleúcida, destruyendo por completo los sueños de Antíoco.

Y bueno, me estoy dejando llevar y al final cuento toda la historia. Me gustaría destacar también la manera que tiene el autor de narrar cada batalla,  con gran acierto por su parte, dividiendo los relatos a tiempo real según lo iban viviendo los protagonistas en función de su distribución táctica dentro del ejército. De esta manera el lector sabe lo que está pasando en todo momento en cada esquina del campo de batalla.

Como decía antes, las reseñas no hacen justicia y lo que os cuento es sólo una mínima parte de lo que estos libros cuentan realmente. Si queréis entrar en detalles, no dejéis de leer esta trilogía. Personalmente, he disfrutado mucho con su lectura.

Saludos. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

He leido toda la trilogia, y la verdad es que la historia y la forma de contar del autor te atrapan desde un primer momento. En contrapartida el tercer libro me parecio muy largo y cuesta terminarlo. Pero creo que el autor no tenia forma de resumir la historia. Coincido contigo en que es Imprescindible para adentrarse en esa epoca.