miércoles, 13 de noviembre de 2013

Moriremos mirando. Alberto García-Alix.

FICHA TÉCNICA:

Título: Moriremos mirando.
Autor: Alberto García-Alix.
Editorial: LaFábrica / Blow Up libros.
Formato: Rústico.
Páginas: 268 Págs.
Precio: 24,00 Euros.
ISBN: 978-84-92498-58-1

Sinopsis:

"Moriremos mirando recoge la totalidad de la obra escrita de Alberto García-Alix entre 1.987 y 2.008

Casi cincuenta textos que van desde su primera colaboración en la revista Sur Exprés hasta el guión definitivo del vídeo De donde no se vuelve, presentado en su exposición antológica en el Museo Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. 

Los ensayos contenidos en sus libros de imágenes, las colaboraciones en la revista El canto de la tripulación o sus reflexiones sobre otros fotógrafos y artistas están todos contenidos en estas páginas, que incluyen además material inédito. Sin duda la publicación de estos textos completos añade un nuevo prisma para el disfrute de la obra fotográfica de García-Alix, pero, sobre todo, invita al descubrimiento de un verdadero escritor".
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Hablar de Alberto García-Alix (España, 1.956) es hablar de uno de los fotógrafos más importantes que ha dado la fotografía moderna contemporánea, no sólo a nivel nacional, sino también a nivel europeo.

Vaya por delante que no soy un entendido en la materia, pero sí un aficionado con ganas de aprender cada día un poquito más sobre este mundo tan cautivador que es el de la imagen fija. 

Llevo muchos años dándole al botón, pero digamos que de un tiempo a esta parte estoy realizando un esfuerzo por aprender realmente a manejar una cámara reflex en modo manual.

Quizás sea un sinsentido, (ahora que los móviles te hacen fotos prácticamente solos), tratar de aprender a manejar una cámara reflex en modo manual, ya que no es algo tan sencillo como pudiera parecer en un principio y requiere de un cierto esfuerzo y de cierta constancia, pero es algo muy gratificante. Y si encima eres capaz de conseguir que la foto salga tal cual la imaginas, vamos, eso no tiene ni precio. 

Quizá algún día me anime y os ponga algunas fotillos que voy haciendo por ahí, a ver que os parecen. 

Retomando un poco el hilo de la entrada, me gustaría también destacar que considero a García-Alix  un referente y no sólo por su fotografía (que también) sino sobre todo por la forma que tiene de concebirla. Por sus reflexiones y sus historias sobre ella, y por cómo la vive. 

Su obra fotográfica es su vida, y de los pocos fotógrafos que conozco, creo que la suya es una de las obras con más carga poética de todas.

Es conocido sobre todo por fotografiar el Madrid de los años 80; la época de "la Movida". Sus fotos tienen un estilo narrativo íntimo y desgarrador al mismo tiempo. No obstante, en esa época él fotografiaba hechos de los cuales era parte protagonista. 

Ver su obra es sumergirte en un mundo que ya no existe pero que ha dejado cicatrices. Cicatrices que quedan reflejadas en la mayoría de los textos recogidos en este libro. Unos textos por cierto que dejan muy claro que García-Alix no sólo es un gran fotógrafo, si no que también es un gran escritor...

"DEL DESENGAÑO A LA CRUZ.
Donde muere la madrileña calle del Desengaño hay una iglesia de ladrillo visto en la cual, aunque el interior esté en obras de remodelación, la labor de apostolado y servicios religiosos sigue funcionando. Pegado a ella tenemos un muro, y allí, elevado como a dos metros del suelo, hay un panel luminoso donde desfilan, una tras otra, letras rojas: MADRILEÑOS... PARA TODOS... IGLESIA DE SAN MARTÍN... YO TE INVOCO, DIOS MÍO... LLEGUE A TI MI SÚPLICA... Exactamente debajo, en lo que aparenta ser el umbral de una antigua puerta, hoy tapiada, una mujer espera. No viste provocativamente, más bien al contrario... ¿Joven?... Quién sabe... Tampoco es bonita, pero sus ojos negros, exageradamente pintados de rímel, buscan siempre el deseo en otros ojos. Si lo encuentran, sabe que allí tiene un potencial cliente. Amigo, no es ni más ni menos que el negocio de la carne. Amor de compra y venta.
   La calle del Desengaño es corta, muy corta, y al estar situada detrás de la Gran Vía, parece estar siempre en sombras. Sus bares son pequeños y mal iluminados, con una perenne luz mortecina. Hay también establecimientos muy especializados, de esos que llamamos «de toda la vida»: Casa Reina -modelismo, maquetas, trenes eléctricos, etc.-, o la antigua Casa Riesgo, de productos químicos. Pero para mí, el mejor es una pequeña zapatería al comienzo de la calle que anuncia en su rótulo «Calzados de lujo de mujer», y en su pequeño escaparate, digno de un museo, ninguno de sus especiales zapatos tiene un tacón de menos de cuatro centímetros. Son puro fetichismo y muy acordes al comercio «de la carne» que da carta de identidad a la zona -ese pequeño paseo que hay desde esta calle y sus aledaños hasta la calle de la Cruz-.
   «¿Tienes un cigarro?». Se lo doy mientras, de una rápida ojeada, ya sé que ella no me gusta. Dos metros más adelante, al acercarme a otra mujer, sus ojos, que por un momento se quedan clavados en los míos, prometen sexo. Fea del todo no es, pero sí bajita, un poco ancha y con una delantera que se hace notar abultando una chaqueta de lana con pedrería negra. «¿Qué me llevas?», le pregunto. «Tres mil, y la cama son mil más.» En segundos, mientras intento pensar, y no pienso, si me interesa esperar a ver a otra, me promete: «Sin prisas, lo pasarás bien...». Y me oigo decir: «Vamos...»".
Un libro muy interesante, que tiene pasajes que invitan a la relectura, y aunque también es cierto que hay otros que carecen de intensidad e incluso de interés, al memos para mí, rayan todos a una gran altura.

Merece la pena disfrutarlo.

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